viernes, 5 de marzo de 2010

Transparencia

TRANSPARENCIA. Ese es quizá el reto mayor de las nuevas administraciones delegacionales en la Ciudad de México y municipales mexiquenses. Una reforma constitucional de 2009 obliga a cumplir estándares más altos en la materia a todas las demarcaciones con más de 70 mil habitantes. Pero en su mayor parte, todos se hacen los disimulados.

NAUCALPAN, el municipio que encabeza la priísta Azucena Olivares y Miguel Hidalgo, donde despacha el panista Demetrio Sodi, han realizado avances serios en materia de rendición de cuentas. Pero sus vecinos de Huixquilucan, que gobierna el priísta Alfredo del Mazo, y Álvaro Obregón, cuyo delegado es el perredista Eduardo Santillán, lo mismo que en Cuajimalpa, del panista Carlos Orvañanos, parecen no entender el tema y voltean hacia otro lado.

REPRESENTANTES VECINALES. Así se denominará a la nueva figura emanada de la Ley de Participación Ciudadana que prevé ajustes para el 10 de marzo. Nos aseguran que no tendrá muchos. El problema es que esto puede excluir muchos liderazgos vecinales, comerciales o empresariales que durante años se han desarrollado en las diversas demarcaciones del Distrito Federal. Cuidado.

¿CUÁNTOS PARIENTES del delegado en Álvaro Obregón, Eduardo Santillán, trabajan en la Asamblea de Representantes, gracias a la generosidad de la lideresa perredista en ese órgano, Alejandra Barrales? Nos aseguran que son al menos tres, lo que huele a nepotismo o intercambio de favores.

MIGUEL COVIÁN, el magistrado depuesto en el Tribunal Electoral del Distrito Federal, cerró por fin una historia de cinismo y corrupción, al grado de que se demostró que cuando se desempeñó como presidente de esa institución obligaba a los nuevos empleados a entregarle la mitad de su sueldo. Una historia de excesos que parace tener una huella genética.